miércoles, 26 de octubre de 2011

Y ni eso le pudo dar...

Con el corazón todavía encogido, entró en casa. Unas horas atrás, el día iba a pasar sin pena ni gloria, ni bien ni mal... Un día cualquiera. Había atendido algunas obligaciones, seguía con tareas pendientes en la lista, y una cerveza acompañada parecía el broche final acertado.

Se había hecho un poco tarde y se hacía más difícil encontrar un sitio abierto (entendamos por 'abierto' un lugar que no tuviera las sillas sobre las mesas, el suelo recién fregado aún húmedo y el olor a desinfectante en el ambiente... Un territorio por conquistar que no arrancase un suspiro al camarero, ni le hiciera pensar: "son unos euros para la caja, pero qué ganas tenía de echar el cierre..."). Los pies avanzaban perezosos por unas calles que aún se estaban acostumbrando al 'inesperado' frío. Otros pies, con más experiencia, pero no por ello más ágiles, se aproximaron a los suyos.

- Estoy muy triste. Si se tomaran un café conmigo... Nada más que eso, sólo quiero un poco de conversación con alguien...

Fue incapaz de articular palabra. Le gustaba trastear por la noche y por la noche uno se encuentra personajes de lo más pintorescos. Pero nunca un desconocido le había hablado de la tristeza y la soledad. Ella, que se sentía capaz de sacarle una sonrisa a una estatua, se quedó de piedra. Ahí, parada, incapaz de ocultar esa expresión en su cara de haber perdido la inocencia, de haber comprendido que la gente sufre, de haber descubierto que vivía en otro mundo...

- Bueno, espero que sean felices... Es su momento de serlo.

Y lo dijo de corazón, encogiendo el suyo. Y se fue. Y ella le dejó marchar. Y se dio la vuelta y vio alejarse los pies de la experiencia, con el paso un poco más lento y un poco más abatido, pero igual de solitarios. Horas después, entró en casa. Y lo hizo con el corazón aún encogido, sabiendo que no olvidaría ese instante y ese sentimiento en mucho tiempo. Preguntándose si podría haber hecho algo por ese hombre. Un poco de conversación, por ejemplo. Sabiendo que un "sí" habría sido un comienzo. Y ni eso le pudo dar...