domingo, 29 de abril de 2012

Complicada vida la de los narcisistas...

Le gustaba lo que veía al otro lado del espejo: un chico de mirada penetrante, seguro de sí mismo, bien afeitado... Atractivo, en definitiva. Se acercó a él con el deseo de besarle, pero su cara chocó contra el espejo.

En ese momento se dio cuenta de la tragedia que suponía estar enamorado de sí mismo: nunca abrazaría a la persona a la que amaba, ni sería abrazado por ella. No podría besarla. No podría apoyarse en ella. Nunca le contaría sus lamentos, ni escucharía sus alegrías.

Complicada vida la de los narcisistas...