viernes, 1 de octubre de 2010

Pero con los pañuelos a mano...

Comienza octubre... Y con él llegan los pañuelos de tela al cuello, comprados en un puestecito cualquiera, y los pañuelos de papel al bolsillo; los "¡Vaya! Tenía que haber cogido una chaqueta más gorda..."; las primeras visitas al médico y los primeros "Ponme una Coca-Cola, que estoy a colocatiles...".

Vuelven las chanclas al armario, refunfuñando por la brevedad de su excarcelamiento, y la ropa de abrigo parece que no termina de hacerse al cuerpo (¿o es al revés?). Vuelve "rostro pálido", y la eterna duda: ¿gafas de sol o paraguas? Ambos... O mejor, ni uno ni otro.

Pues eso, octubre vuelve, el otoño también y a mí los cambios de estación me gusta verlos en el Retiro... Sin gafas y sin paraguas. Pero con los pañuelos a mano...

2 comentarios:

  1. El momento en el que una ya no puede alimentarse a base de helados es tristísimo, o en el que "debería" peinarse, porque ya no vale el look "piscina/playa"...¡¡qué desastre!! Disfruta del Retiro por mí, y ponte un buen café caliente entre las manos, una de los pocos ptos positivos de esto...

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  2. O lo triste de ver a los árboles calvos, a las palomas muertas de hambre porque ningún anciano se atreve a salir a la calle para darles pan, el aliento horrible de los coches, que siempre existe pero sólo ahora podemos verlo...
    Lo bien que lo pasamos.

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