Césped recién cortado, compañeros cada vez más jóvenes... Parece que estoy condenada a no recibir clases: ahora son los profesores los que me dejan plantada, el karma me la devuelve por 8 años de absentismo.
Una vez más, la tecnología rompe la magia: cambiamos cartas por e-mails, libros por e-books... Y ahora se acabó lo de ir a la universidad con la duda de si estarás solo, si habrá algún conocido: WhatsApp resuelve la incógnita.
Quieren que hable de mi país
Hace 6 años
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